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Cómo elegir tus botas…

El calzado de montaña es una de las partes más importantes de nuestro equipo. De ella depende el goce y disfrute de una suave caminata o una dura marcha en alta montaña.

Este debe proporcionar una comodidad, seguridad y resistencia óptima que nos garantice completar el itinerario sin problemas.

SEGÚN LA UTILIZACIÓN

Si realizas pequeñas incursiones en la montaña y sólo deseas aproximarte a la naturaleza, andar por tronchas, veredas y caminos, deberás elegir una bota de senderismo o hiking.
Si deseas un calzado para utilizarlo en una suave caminata de fin de semana y a la vez poder llegar a cualquier lugar cómodo y seguro, tus botas serán las de trekking.
Si lo que buscas es un calzado para llegar aún más alto, con el que puedas pisar sin problemas nieve o hielo y puedas colocarle unos crampones, obteniendo a la vez una mayor protección contra el frío, tus botas en este caso serán unas de alta montaña.
Pero, si tu proyecto es aún más ambicioso y lo que pretendes es conquistar una cima en condiciones extremas de frío deberás elegir unas botas clasificadas como de alta montaña extrema, o botas para invernales y expediciones.

OTRAS CARACTERÍSTICAS A TENER EN CUENTA

Para salir de los caminos, la bota deberá protegerte los tobillos (botas de caña alta).
Si vas a andar por terrenos húmedos y lluviosos, presta especial atención a la impermeabilidad de tu bota.
Para bajas temperaturas con nieve, las botas deben ir preparadas con aislantes térmicos para soportar mejor las temperaturas extremas.
En caso de que necesitemos usar crampones, elegiremos una bota con suela rígida.
Si nuestros crampones son automáticos, la suela requerirá una forma apropiada en punta y talón (las de trekking preparadas para los crampones automáticos no son adecuadas para travesías invernales ya que pueden causar problemas de congelación).
El talón del pie se ajustará a la base del calzado, ofreciendo una fijación total contra el canteo del tobillo.
La punta debe permitir que el movimiento producido al andar no dificulte el riego sanguíneo y confort de los dedos.
Es recomendable probar la bota subiendo y bajando por una rampa, ya que el comportamiento del calzado en terreno llano es muy distinto del que vamos a encontrar en nuestras salidas, donde los desniveles serán habituales. De esta forma, el pie se desplazará de forma natural y podremos detectar la holgura y las posibles futuras molestias.
Es necesario probarse las dos botas, ya que es habitual que se tenga un pie más largo que el otro y aunque la diferencia suele ser poca (medio número, en talla inglesa, supone una diferencia de 4 mm. de longitud), a veces de ello depende la elección de la talla. Elegir la talla que se necesite y no una talla superior como se hacía antíguamente.
Utilizar, al probar las botas, el mismo calcetín que usaremos en nuestras salidas, teniendo en cuenta que un buen calcetín es primordial para conseguir el máximo rendimiento del calzado.

Botas de Senderismo y Trekking

bota

En este apartado encontramos como opciones más recomendables las botas actualmente llamadas “de trekking” o las botas de cuero.
Las botas de cuero, hoy por hoy, se utilizan cada vez menos, y a veces son incluso difíciles de encontrar en las tiendas de material de montaña, pero son una opción muy a tener en cuenta puesto que normalmente son mucho más duraderas, con un buen cuidado, que las primeras.
Estos dos tipos de botas son lo suficientemente flexibles y al mismo tiempo robustas como para asegurar un buen confort y comodidad en estos tipos de actividad y terreno.
Debemos buscar aquellas que tengan la suela lo suficientemente firme y dotada de un buen taqueado y correcto dibujo.

La propia suela determina también en gran medida el confort de una bota, siendo una característica principal a tener en cuenta.
En la actualidad, y para este tipo de actividades, lo más recomendable es que la bota incluya una suela de las llamadas “de doble densidad” que incorporan una especie de cámara o capa de amortiguación que hacen el caminar mucho más cómodo que aquellas botas que no incluyen en su suela esta característica.

El forro o material del que está construida la propia bota juega un papel fundamental a la hora de dar calidad a un determinado modelo de bota. Actualmente cualquier tipo de bota de montaña que se precie como tal incorporará algún tipo de material sintético que le dote de características tales como: cierto grado de impermeabilidad, cierto de grado de transpirabilidad y cierta capacidad antiabrasiva.
De la calidad y del tipo o marca de material sintético que incluya la bota dependerá en gran medida el precio de la misma.
Si únicamente vamos a desarrollar nuestra actividad en periodos secos trataremos de buscar el máximo de transpirabilidad en detrimento quizá de la impermeabilidad.
En este apartado, este tipo de materiales sintéticos los encontremos siempre en las llamadas “botas de trekking”.
En las de cuero normalmente sólo se incluirá algún tipo de material sintético que permita cierto grado de aislamiento, no necesitan nada más.

Botas media montaña

botas montaña

Si también vamos a andar en época invernal por este tipo de terrenos y en este tipo de actividades no será raro tener que pisar nieve algún día. Normalmente, en media montaña, no encontraremos nieve dura pero sí podremos encontrar ciertos espesores de nieve blanda.
Todas las características descritas en el anterior apartado son válidas también para éste. Pero a la bota hay que sumarle, precisamente por las probabilidades de encontrar nieve, una caña más alta que la anteriormente citada.
También, puesto que más vale prevenir y toda persona que salga en montaña en invierno tendría que contar en su equipo con crampones, habría que elegir una bota cuya suela, aunque sea algo flexible, pueda ser cramponable.

Puesto que vamos a encontrar condiciones más duras que en periodos secos tendremos que buscar botas más técnicas y que además incluyan una buena membrana que nos permita un buen grado de impermeabilidad y transpirabilidad. Sería bueno también la inclusión de la característica de antiabrasión.

Ventajas de las “botas de trekking” frente a las de cuero son; Menor precio. Menor peso. Menor tiempo para adaptarse correctamente a ellas. Mayor confort.

Ventajas de las botas de cuero frente a las de treking; Mayor duración. Mayor grado de impermeabilidad. Mayor robustez, rigidez y estabilidad para progresar por terreno enmarañado o difícil. Más adecuadas por su peso y robustez para llevar crampones (de correas).

Botas de Alta Montaña

botas montaña

Para terrenos técnicos o terrenos alpinos buscaremos siempre una bota dura de suelas rígidas, las llamadas botas de alta montaña o botas técnicas. Aquí ya no valen ninguno de los tipos de bota tratados en los anteriores apartados. Cuanto más técnico sea el terreno más agradeceremos y mejor funcionan unas botas rígidas. Durante las marchas de aproximación, las suelas rígidas sí harán algo pesado el caminar, respecto a las botas tratadas anteriormente, pero cuentan en su favor que ayudan también a reducir la fatiga de nuestros pies y piernas a la hora de superar zonas con pequeños resaltas rocosos o incluso pedreras. Para la progresión por nieve dura con crampones son las botas perfectas, por su peso y rigidez. Las suelas duras nos permiten también un mayor control a la hora de escalar o trepar por terreno rocoso ya que se adaptan mejor y tienen mucha más estabilidad en pequeños salientes o grietas.

Aunque estas botas, a primera vista, tengan un aspecto muy duro y robusto los materiales que se utilizan en la actualidad para su fabricación nos permiten “domar” la bota en un pequeño periodo de tiempo, tras un par de buenas salidas.

La plantilla, para estas botas que nos van a llevar a lugares realmente duros y difíciles, tendrá que ser lo mejor de lo mejor para frenar al máximo posible la fatiga de los pies tras muchas horas de actividad. Una plantilla de cierto grosor, cierto acolchamiento y al mismo tiempo buena rigidez será lo mejor.

Las suelas tienen que ser, lógicamente, siempre campronables y preparadas para admitir crampones semiautomáticos y automáticos. Debemos buscar la mejor tecnología posible en las suelas.

La caña de estas botas tendrá que ser siempre alta. El grosor y robustez de la caña será siempre mayor que en las botas vistas en anteriores apartados. Existe la posibilidad de adquirir botas con la caña extra alta para aquellas personas que vayan a transitar casi siempre por terrenos con mucha nieve, aunque en la actualidad estas cañas están cayendo en desuso debido a su cierta incomodidad y a que son suplidas habitualmente por las polainas (guetres).

En cuanto al material del que esté fabricada la propia bota deberemos buscar aquellos, actualmente de cuero o sintéticos y de alta tecnología, que nos den los máximos grados de transpirabilidad, impermeabilidad (sobre todo esto), cortavientos y resistencia a la abrasión.
Las botas técnicas o de alta montaña son caras, pero su precio está suficientemente justificado por los materiales y tecnologías de última generación habitualmente utilizados en su fabricación, que permiten darnos el suficiente grado de seguridad en condiciones realmente duras. La variación de precios entre unos y otros modelos dependerá, a parte de la propia marca que seleccionemos, de las calidades punteras o menos punteras de esos materiales y tecnologías utilizados.

Elegir Botas para invernales y expediciones

Si necesitas comprar tus primeras botas invernales o renovarlas pero encuentras la información disponible en el mercado demasiado confusa o comercial, te aclaramos las dudas más habituales entre los consumidores a la hora de seleccionar tus botas.
Desde las mastodónticas botas triples usadas en algunas invernales de ciertas nortes de Alpes a las muy deportivizadas botas de piel de nueva generación, hemos recorrido un largo, duro y frío camino para conseguir la protección necesaria para nuestros pies.

¿Botas de piel o de plástico?
Partiendo de la base que cualquier modelo para invierno debe ser suficientemente rígido y cramponable. Este calzado puede dividirse botas rígidas en calzado de piel (cuero) y plástico (prácticamente en desuso).

Calzado de plástico…

El calzado de plástico tiene un mayor volumen, inferior precisión, y superior peso. Y sobre todo son menos cómodas para caminar sobre la nieve durante la aproximación, como para ascender un corredor o un itinerario de mixto.
Las ventajas del calzado de plástico son su asequible precio, una mayor rigidez torsional (interesante para cramponaje), superior longevidad, ausencia de mantenimiento, y sobre todo la impermeabilidad del exterior, continúa siendo la baza que evita que al tercer o cuarto día de actividad sin posibilidad de secar las botas resulte desagradable.
El peso lógicamente varía algo dependiendo del modelo y de su capacidad aislante. Casi todos rozan los 2.500 gramos el par completo del número 42 EU.Las botas de plástico de expedición, cuyo rango extremo de temperaturas suele rozar sin cubrebotas los -30º. Las más caras cuestan 300 euros que frente a los 560 euros que pueden llegar a alcanzar las más calientes de cuero.
Pueden constituir una opción razonable para alguien que vaya a realizar una ascensión no muy técnica en condiciones de bastante frío. Por ejemplo Alpes en invierno o expediciones ligeras a picos de 6.000-7.000 metros).

Calzado de piel…

Sin lugar a dudas la piel no es un muerto durante aproximaciones sin nieve o la ascensión de vías difíciles. De hecho hay botas hiperligeras que sólo pesan 1.600 gramos el par del 42 y que para actividades de uno-dos días a temperaturas no inferiores a -10ºC son realmente agradables de llevar.
Fundamentalmente hay dos tipos de bota de piel para nieve y hielo: con y sin relleno térmico. Estas últimas son las más económicas (desde unos 200 euros) y ligeras, y resultan adecuadas para actividades de una jornada en la que no vayamos a estar demasiado tiempo parados. Las botas de piel con relleno sintético pueden trabajar hasta -20ºC, dependiendo lógicamente de su construcción y usuario, y las de piel con cubrebotas integrado hasta los -30º/-40º.
Hay que tener claro que con una bota de 180 euros no podemos estar calientes en Alpes a 4.000 metros en pleno enero.
La tendencia actual más implantada para ascensiones técnicas con bastante frío es adquirir una bota con membrana impermeable-transpirable, hecho de piel hidrófuga de 2,8 a 3,2 milímetros de espesor, y cuyo aislamiento térmico se base en una superposición de hasta 7 capas si sumamos los materiales del cubrebotas exterior y del relleno interior de la bota.
Lógicamente el grosor de la piel influye en lo ‘caliente’ que pueda ser el calzado, pero son los materiales sintéticos los que poseen el mayor protagonismo. En el corte exterior de la bota se emplean ocasionalmente aramidas/superpoliamidas (la más conocida Kevlar), poliamidas de alta tenacidad (Cordura balística y similares) y poliuretanos coagulados para piel sintética tipo microfibra, que aligeran el conjunto pero que son menos aislantes que la piel natural. La responsabilidad del interior se la llevan botas de fibras termoligadas tipo Primaloft y Thinsulate, en dobles o triples capas, muy comunes también en guantes de alpinismo. Si incluye cubrebotas o guetre exterior integrado en el corte aparece de nuevo la Cordura –o algún poliéster de alta tenacidad similar, la EVA en espesores hasta 6 milímetros como máximo, el neopreno en espesores de 1 a 1,5 milímetros.

¿Qué distinción es la más importante a la hora de adquirir unas botas para una expedición?

La primera e imprescindible si vas a permanecer a gran altitud varios días es que sean de tipo doble, es decir con un botín extraíble. Lo normal es que incluyan el guetre exterior integrado – una especie de cubrebotas ligero y que permite que la suela siga siendo compatible con los crampones automáticos- y que el peso ya no resulte tan ligero como en el calzado invernal de escalada: de 2.600 a unos 3.000 gramos para un 42 europeo constituyen cifras comunes.

La suela es también muy importante, tiene que ser capaz de permitir durante años una progresión segura al caminar y escalar, lo que implica una adherencia adecuada, un “taqueado” autoadrenante muy marcado –a menudo unos 7 milímetros de altura- y montada sobre una entresuela amortiguante, y una palmilla suficientemente rígida. Si una bota no es lo bastante rígida como para trabajar con seguridad con tus crampones automáticos no la uses para escalada invernal, pues quizás tus ‘pinchos’ saltes de la acanaladuras de 5,5-7 milímetros de profundidad el momento más inoportuno.
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Cortesía Sector Aventura.

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