Vereda de la Estrella-Laguna de la Mosca con Ringo

Una ruta preciosa ya sea en verano o en invierno, pero de una dureza supunia, pues el desnivel a salvar desde Cueva Secreta durante más de 4 horas es infernal. Pero hay un auténtico héroe en esta caminata: Ringo, nuestro «niño perro» que pese a su corta edad (aunque no lo parezca: 5 meses) se ha comportado como un auténtico campeón de la Alta Montaña, al igual que ya lo fuera también nuestro añorado Lennon. Un jabato que también se comía las distancias. Él subió a la Alcazaba desde Trevélez…

Nuestra ruta comienza de buen mañana con un sol que poco a poco va haciendo justicia pero aún así y todo, gracias a la brisa que también nos acompaña, no se hace tan justiciero.

Hasta Cueva Secreta es «un paseo», si tenemos en cuenta el fuerte desnivel que deberemos superar a partir de este momento para llegar a la laguna. Con paso lento pero firme, vamos superando el desnivel que parece infinito hasta llegar a lac Chorreras por donde se derrama la laguna.

Ya queda menos pero también menos fuerzas y estamos deseando alcanzar nuestra meta que se nos presenta de repente en un espectacular circo glaciar rodeado de cumbres y picos, y entre ellos el más grande y alto: El Mulhacén. Estamos a sus pies, nunca mejor dicho. Y la laguna se presenta clara y apacible invitándonos a la contemplación  y al descanso bien merecido.

Hay gentes alrededor con tiendas y con habitáculos de pidra donde pasarán la noche al igual que nosotros. En este entorno tan idílico montamos también la nuestra y parte del grupo monta su vivac.

Tras la cena y el rato de contemplación de las estrellas, cada uno se sume en el sueño profundo de la noche. Aunque ésta también se presenta «dificil» pues están merodeando la cabras montesas que en más de una ocasión se acercarán a nosotros en busca de algún bocado que echarse a la boca con el consiguiente sobresalto.

Llegado el sol de la mañana, iniciamos el descenso largo, duro y penoso, que marcará a más de uno de nosotros. Cuando nos son las uñas de los pies, serán los cuádriceps y gemelos… Y durante los primeros días de la semana, las temibles agujetas…

Llegados al parking la mejor recompensa es la cervecita fresca y la convesación amena y distendida… Y el abrazo profundo a nuestro Ringo por su valor y fuerza que más de uno quisiera para sí mismo,  aunque no pueda dar ni un paso más..

Texto y fotos: Balti Felguera (pinchad sobre las fotos para ampliar)