Después de muchos años interesado en conocer esta travesía, por fín había llegado el momento, y el pasado 12 de Julio pudimos recorrer parte de las entrañas de Arañonera, en el Valle de Bujaruelo.
Partimos desde Mollina: Manuel López, Aurelio García, David Torres y Balti Felguera, sobre las 8:30 de la mañana para llegar a Bujaruelo sobre 19:30 horas. Nuestra pernocta sería en el Refugio-Camping próximo al inicio del sendero que nos subiría a la Grallera del Turbón o T-1
Se ponen en contacto con nosotros otro grupo de 4 personas de un grupo de Zaragoza que también pretenden realizarla, y tras hablar con ellos decidimos que nos veríamos en la boca de entrada y allí decidiríamos quiénes entrarían primeros por el tema de cuerdas, posibles desprendimientos de rocas, fotos, etc. Finalmente seríamos nosotros quienes romperíamos el hielo…
El acceso es duro por el desnivel a salvar y no da tregua. Un sendero marcado con discretas señales rojas e hitos que tras 1:30 minutos nos deja en las dos bocas de entrada cercanas a un pequeño farallón o tajo. Día despejado y azul, un poco de aire y unas vistas maravillosas como no puede ser menos en este idílico entorno.
El aire sale condensado de las dos bocas debido a los neveros perpétuos que jalonan los primeros pozos y grandes rampas de entrada. La nieve acumulada pisa fuertemente en la base de los pozos las cuerdas fijas instaladas, por lo que debemos instalar las nuestras en estos primeros desniveles. Luego ya no será necesario pues toda esta travesía se encuentra, amén de perfectamente instalada de cabeceras y demás, con cuerdas fijas que facilitan de sobre manera la progresión y el tiempo a inventir en el recorrido.
Me gusta… Me gusta desde los primeros pozos, pues no siempre entra uno en simas con grandes lenguas de nieve e hielo, y tan majestuosos pozos… Los que le preceden son también muy dignos de contemplar, así como las grandes galerías de la Cueva de Santa Elena, de la que no me espera que fuese de esta colosal embergadura en muchos puntos de la cueva.
La travesía es fácil y asequible… tiene de todo un poco: frío, agua, meandros, gateras, pasamanos, rápeles guiados… la podría denominar como: una travesía coqueta e interesante… aunque el conjuto del sistema Arañonera con su impresionante red de galerías y otras posibles travesías integrales saliendo por Santa Elena, la hacen de las más duras de Europa, un recorrido hasta el momento de unos 40 kilómetros y un desnivel apoximado de -1350 metros.
Vamos tranquilos, pues la continuanción de nuestro recorrido no tiene apenas complicaciones por posibles pérdidas al ser bastante «evidente». El reto quizá más llamativo pudiera ser el gran pozo de 90 metros, pero que al estar dividido en dos tramos (40 y 50 metros), no se hace tan espectacular pero aún así, estos dos tramos son sorprendentes.
En el libro del Isidoro Ortiz (pág. 160), viene una foto de este pozo de 90, con un espeleólogo atravesando una tirolina que lo cruzaba de pared a pared. Eso si que debía ser impresionante… y quizá por ello me atraía tanto desde siempre esta cueva. Ahora se evita con un rápel guiado que te deja en una amplia reunión y que evita pasar una zona sifonada en la base del mismo.
Situados en la base de este gran pozo, se conecta con la galería y las aguas que saldrán por Santa Elena en un recorrido de unos 1.700 metros entre caos de bloques, trepadas y destrepadas, gateras e imensas salas, así como zonas inundadas que a veces el agua llega al pecho y está fría que corta la respiración.
En el inicio de esta galería nos colocamos los recomendables neoprenos que a veces, por las gateras y trepadas a realizar, viene «largo» pero que yo no dejaría en casa.
Tras unas 9 horas estamos saliendo, através de unas sinuosas y estrechas gateras con un viento endiablado, por la boca superior del sistema.
Y ahora ojo para llegar al camino, pues a veces queda desdibujado el sendero entre la maleza y si sales de noche… puede llevarte un buen rato dar cone él…
Topografía de la travesía
Una ducha y la cena no quedan ya lejos (a unos 30 minutos). Estamos satisfechos y plenos. Pero queda la guinda…: brindar con una fría cerveza, y el camino de vuelta ya es otra historia.
Pizzería Isabela nos acompaña
Texto y fotos: Balti Felguera
El neopreno sobraba, pues haberla hecho con el mono interior.